Nuestro objetivo es introducir la mirada feminista en el trabajo terapéutico desde una perspectiva constructivista y sistémica. Aunque existen algunas aportaciones importantes que hacen un análisis crítico feminista a los desarrollos teóricos de las terapias constructivistas y, especialmente, sistémicas, todavía queda mucho camino por recorrer. 

El grueso de los contenidos teóricos y aplicados de los modelos constructivistas y sistémicos tienen un importante sesgo androcéntrico.

El número de autoras sigue siendo significativamente menor que el de autores; las aportaciones de las terapeutas, que son las que realizan la práctica clínica en su inmensa mayoría, permanecen invisibilizadas; prácticamente ningún programa de formación de psicoterapeutas presta atención a la desigualdad ni hace referencia a la perspectiva de género. 

Queda casi todo por hacer. Sobre todo, queremos intervenir bien, por lo que tendremos que formular bien y, para lograrlo, todavía queda mucho por reflexionar, por cuestionar y por crear. Por todo ello, la asociación toma la forma de “escuela”. Queremos pensar críticamente de forma conjunta. Queremos crear y compartir conocimientos. Queremos “crear escuela”, es decir, según la definición de la RAE, queremos conseguir continuidad y desarrollo para que la psicoterapia, en general, y los modelos constructivistas y sistémicos, en particular, mejoren el bienestar emocional de mujeres y hombres sin contribuir a perpetuar la desigualdad.

Consideramos, asimismo, que es imprescindible concienciar a la población general de la desigualdad existente entre hombres y mujeres y del impacto que ésta genera en la salud emocional de las personas. Por este motivo, nuestra actuación también se dirige al grueso de la población, no solo a aquellas personas que se encuentran en un proceso terapéutico, ya que consideramos que ser conscientes del impacto de la desigualdad en la salud emocional es una importante herramienta de prevención.

Estos objetivos no tendrían sentido sin una forma coherente de lograrlos. De ahí que nuestra forma de trabajar siempre esté guiada por los valores de la promoción de la igualdad, el reconocimiento de la individualidad, la colaboración y el fomento del autocuidado. Siempre tenemos una mirada respetuosa hacia las personas que ayudamos en terapia, las que participan en nuestras formaciones y hacia nosotras y nosotros mismos.